Estrés
¿Qué es?
El estrés se puede definir como una respuesta de la persona a las demandas de nuestro entorno laboral, familiar o social. Una respuesta natural a estas demandas supone una activación que nos hace ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Cuando las exigencias de la vida laboral o familiar son excesivas o la persona no dispone de los recursos necesarios para afrontarlas se produce una reacción de estrés.
¿Qué síntomas puede presentar el estrés?
Los síntomas son variados y no todas las personas presentan el mismo conjunto de síntomas. Ansiedad y estrés pueden presentar sintomatología parecida, de hecho, la ansiedad es una respuesta emocional asociada comúnmente al estrés. Algunos de los síntomas asociados al estrés son los siguientes:
- Preocupaciones, temores y miedos (a nuestro desempeño en el trabajo, al futuro, a perder el control).
- Pensamientos automáticos y repetitivos.
- Inseguridad, dificultad para tomar decisiones y para concentrarse.
- Irritabilidad y tensión.
- Excesiva autocrítica.
- Sudoración, taquicardia, tensión muscular y temblores.
- Dolor de cabeza y dificultades para dormir.
- Náuseas y molestias gástricas.
- Aumento del consumo de alcohol y tabaco.
- Aumento o disminución del apetito.
¿Cómo se puede combatir el estrés?
Existen toda una serie de consejos que cualquier persona, a nivel individual, puede llevar a cabo para disminuir el estrés. Los más comunes son:
- Técnicas de relajación.
- Actividades que ayuden a desconectar (descanso, ocio, vacaciones).
- Ejercicio físico.
- Dieta equilibrada y saludable, evitando el abuso del alcohol y del tabaco, así como la automedicación.
- Organización del tiempo y las actividades, procurando respetar el tiempo de descanso y reservando el tiempo necesario para desarrollar actividades de ocio. Esta organización supondrá en muchos casos seleccionar lo que podemos y lo que no podemos asumir en nuestra vida laboral.
¿Cómo se aborda el estrés desde la orientación cognitivo-conductual?
Si la persona no puede superar el estrés con sus propios medios, la orientación cognitiva-conductual puede mejorar, a través de distintas técnicas, el afrontamiento de las exigencias de la vida laboral o familiar. Las técnicas más utilizadas son la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en toma de decisiones, el entrenamiento en asertividad y las técnicas de relajación.